El 8 de abril de 2024, México vivió uno de los fenómenos astronómicos más esperados de la década: un Eclipse Total de Sol que atrajo a miles de visitantes nacionales e internacionales. Para comprender cómo se organizó este evento y qué aprendizajes dejó, conversamos con Fernando Ávila, responsable de la Oficina de la Ley del Cielo en el Observatorio Astronómico Nacional de la UNAM y miembro de Dark Sky International.
El inicio de una colaboración
Fernando Ávila y Alejandro Sánchez de Miguel se conocieron en 2017, durante la conmemoración de los 10 años de la Iniciativa Starlight en La Palma. Desde entonces, su relación ha estado marcada por la colaboración en temas relacionados con la astronomía y la protección del cielo nocturno.
En la entrevista, Fernando recuerda cómo, a principios de 2021, se empezó a gestar el Comité Nacional de Eclipses en México. Este grupo se conformó con investigadores, divulgadores, aficionados y centros de ciencia, con el objetivo de preparar al país para los eclipses anular de octubre de 2023 y total de abril de 2024.
Preparativos a gran escala
Uno de los principales desafíos era la enorme extensión de México, donde ambos eclipses serían visibles de formas distintas: total, anular o parcial según la región. Por ello, el comité desarrolló materiales en español y en lenguas originarias, garantizando que la información llegara a todas las comunidades.
La estrategia clave fue la capacitación docente. Miles de maestros de primaria y secundaria recibieron formación para guiar observaciones seguras con sus estudiantes. De esta manera, cada escuela podía convertirse en un punto de observación confiable, evitando concentraciones masivas y riesgos innecesarios.
Logística y retos del eclipse
El eclipse total representó un reto logístico sin precedentes en ciudades como Torreón o Mazatlán, donde se esperaba gran afluencia de público. Fernando explica que se diseñaron puntos de observación oficiales, con filtros solares disponibles y voluntarios capacitados.
Sin embargo, no todo salió perfecto. Los problemas más serios estuvieron relacionados con el alojamiento y transporte:
- Cancelaciones de reservas en plataformas como Airbnb para revenderlas a precios más altos.
- Sobreventa de vuelos y cancelaciones de última hora por parte de aerolíneas.
Aun así, la red de colaboración entre ciudadanos, instituciones y gobiernos locales logró que la mayoría de visitantes encontrara espacios para disfrutar del fenómeno.
La vivencia personal del eclipse
Aunque las nubes amenazaron con arruinar el momento, finalmente se abrieron justo durante la totalidad. Fernando recuerda la tensión previa y la emoción indescriptible de ver cómo el día se transformaba en noche. “Las palabras nunca alcanzan para describir lo que se siente en un eclipse total”, confiesa.
Para él, fue su primer eclipse total vivido en persona, después de años de organizar observaciones de eclipses parciales y anulares. Un logro profesional y una experiencia vital inolvidable.
Aprendizajes para el futuro
La conversación deja varias lecciones clave:
- La anticipación y planificación son fundamentales: en México, los preparativos comenzaron tres años antes.
- La educación y capacitación local evitan desinformación y garantizan observaciones seguras.
- La colaboración entre comunidades científicas, divulgativas y sociales es la mejor herramienta para enfrentar la magnitud de estos eventos.
Además, la experiencia mexicana sirve como espejo para otros países, como España, que esperan un Eclipse Total en agosto de 2026.
Conclusión
La entrevista con Fernando Ávila revela que un eclipse es mucho más que un fenómeno astronómico. Es un evento cultural, educativo y social que transforma a las comunidades y recuerda nuestra conexión con el cosmos.
El éxito del Eclipse Total de 2024 en México fue posible gracias a una red extensa de cooperación y a la pasión de personas comprometidas como Fernando Ávila.